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“The Piano Tuner’s Brain” (El Cerebro del Afinador de Pianos).

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EL CEREBRO DEL AFINADOR DE PIANOS

The Piano Tuner’s Brain, by Brian Capleton, Ph. D. Hereford, England

Traducción: Pablo Lepiane

Corrección y revisión: Matías Palou

Los estudiantes de afinación de pianos saben que afinar pianos no es tan sencillo como parece. Lo que a los clientes les parece un procedimiento relativamente sencillo es en realidad un difícil proceso mecánico. Además, requiere navegar a través de un detallado “paisaje” sonoro para lo que se requiere una atención mayor de la que la mayoría de los músicos profesionales tienen. Todos los afinadores deben desarrollar las habilidades motoras necesarias para realizar la tarea mecánica, pero cuando se aborda el mundo acústico en el que los afinadores trabajan, los afinadores aurales dependen de sus oídos y su cerebro.

Pero, ¿cuánta energía cerebral está implicada? Resulta que una afinación aural experta requiere bastante más materia gris de lo que uno podría suponer. De hecho, más materia gris, en un número de áreas de lo que es normal para el cerebro humano. Se ha demostrado que la afinación aural genera un incremento sorprendente en la cantidad de materia gris en cinco regiones diferentes del cerebro. Esto ha sido establecido por un equipo de neurocientíficos del Reino Unido, que han publicado recientemente los resultados de un estudio del cerebro de 19 afinadores aurales profesionales, en una reconocida revista científica, The Journal of Neuroscience (Teki, Kumar et al, 2012).

Sin lugar a dudas, el cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano, y gran parte de la neurociencia está aún interesada en determinar las funciones de diversas partes del cerebro y sus complejas interacciones. Desde el advenimiento de la tecnología de monitoreo del cerebro, el conocimiento acerca del cerebro humano se ha incrementado con mayor velocidad que en épocas anteriores. Algo que ahora se sabe es que el cerebro exhibe una característica denominada plasticidad. Esto significa que la estructura física del cerebro cambia con el aprendizaje y la experiencia. De igual modo que al ejercitarse regularmente en el gimnasio se modifica el cuerpo, un ejercicio mental regular o una exposición reiterada a una experiencia puede modificar o “reconectar” el cerebro. No es tan sencillo como tonificar músculos, pero no obstante a lo que sea que uno dedique su mente puede cambiar su cerebro.

Tal vez una de las demostraciones más conocidas sobre la plasticidad del cerebro sea un estudio de los cerebros de los choferes de taxi de Londres que fue llevado a cabo en el año 2000 (Maguire et al, 2000). Los neurocientíficos estaban interesados en los choferes de taxi dado que para obtener la licencia de conducir los famosos taxis negros de Londres es necesario aprobar un examen especial llamado El Conocimiento. Los aspirantes a chofer deben memorizar por completo el mapa del interior de Londres. A diferencia de las calles en muchas ciudades Estadounidenses, las calles y rutas de Londres no obedecen a un patrón de grilla dado que han evolucionado de un modo relativamente caótico a través de, literalmente, cientos de años y además incluyen un complejo sistema de calles de mano única.

Esto es un una capacidad extraordinaria de la memoria. Entonces los científicos querían saber si los cambios que habían ocurrido en los cerebros de los taxistas eran el resultado de que hayan aprendido El Conocimiento. Los resultados demostraron que los taxistas tuvieron un incremento significativo, en comparación a otros sujetos sin El Conocimiento- en la parte del hipocampo, la parte del cerebro involucrada en el desarrollo de la memoria. Los afinadores de piano prometían ser un grupo similarmente interesante para un nuevo estudio, inspirado en el anterior estudio de los taxistas. Esto se debía a la naturaleza única del afinador de piano que involucra una tarea aural muy específica e intensa. Los afinadores ofrecían una oportunidad poco habitual de estudiar la plasticidad del cerebro debida a la escucha especializada y activa.

Se les pidió a los afinadores que identifiquen diferencias de batidos entre parciales generados electrónicamente en una amplia gama de frecuencias. No se les requirió especificar valores numéricos sino que simplemente juzguen si el batido de la segunda muestra era más rápido o más lento que el de la primera.

La tasa de batimentos no es la única característica de los parciales de los intervalos afinados en un piano real. Los parciales de los intervalos de un piano real también varían en profundidad de batimentos (amplitud de batido), y en tal medida que la tasa de batimento puede resultar difícil de identificar. Un batido profundo, por ejemplo, es más fácil de escuchar que uno superficial, y la profundidad de batimiento puede afectar el juicio sobre la tasa de batimento. En algunos casos el batido puede desaparecer, no porque la diferencia entre las frecuencias de los dos parciales haya sido eliminada (con el intervalo afinado) sino porque la profundidad de batido es cero. Por ende, los afinadores aurales son adeptos a juzgar batidos de diferentes niveles de profundidad. En las pruebas, entonces, los afinadores y el grupo control de no afinadores tuvo que identificar diferencias de tasas de batimentos con distintas profundidades de batido.

El estudio reveló que los afinadores aurales desarrollan un aumento significativo en la cantidad de materia gris en cinco áreas del cerebro, y un aumento tanto en materia gris como en materia blanca en parte del hipocampo (asociado a la memoria). La materia gris constituye el “procesador” del cerebro y consiste en neuronas, mientras que la materia blanca es esencialmente el “cableado” que conecta la materia gris. Notablemente, todos los aumentos en materia cerebral dependieron de la cantidad de experiencia afinando, pero no en la edad o la habilidad musical.

Los resultados del estudio indican que la experiencia afinando pianos modifica el cerebro de dos maneras. La experiencia que viene del entrenamiento y la practica reiterada en afinaciones aurales cambia el cerebro creando un aumento en el “nivel de entrada” del funcionamiento cerebral. Esto involucra un aumento en el tamaño del lóbulo temporal, asociado a la percepción de sonidos. Se desarrolla un “segundo nivel” asociado con el hipocampo, que se ocupa de la memoria. Esto le provee al afinador la habilidad para navegar el mundo sonoro del piano, usando lo que en esencia es un mapa memorizado de un “paisaje” acústico.

El aumento en el poder cerebral requerido para memorizar el mapa está conectado al aumento en la capacidad del cerebro para escuchar. En un sentido, el aumento en el hipocampo es necesario dado que la extraordinaria habilidad para escuchar detalladamente, provista por el aumento en el lóbulo temporal, revela un mundo sonoro completo con el cual el afinador debe familiarizarse. El aumento en el lóbulo temporal revela el “paisaje sonoro” que debe ser memorizado.

La analogía con los conductores de taxi es clara, excepto que en el caso de los afinadores de piano, la “ciudad” en la que ellos se mueven es un mundo sonoro. No obstante, al igual que los taxistas de Londres, los afinadores desarrollan un “mapa” acústico memorizado en el cual trabajan, que involucra una “mejora” del hipocampo. Específicamente, la red de tasas de batimentos, y como se organizan, es análogo a la red de rutas y caminos en la ciudad de los taxistas. De igual manera que los conductores de taxis obtienen El Conocimiento, los afinadores aurales de piano obtienen su propio conocimiento del ordenamiento del mundo sonoro del piano, en términos de tasas de batimientos y otras características del sonido. A diferencia de los taxistas, los cambios en el hipocampo en el caso de los afinadores, depende en gran medida de las “mejoras” en el lóbulo temporal, a través del cual opera la percepción sonora.

La capacidad de escuchar de todos los afinadores de piano que participaron del análisis fue testeada como normal en términos generales de audiología. Pero el estudio arrojó un aumento en la agudeza auditiva que estaba en relación al cambio en la estructura cerebral. Esto significa que no existe una degeneración auditiva relacionada a la edad, hay una razón fisiológica para que la agudeza auditiva requerida para la afinación aural de pianos mejore a lo largo de los años de práctica.

Es de esperar que la “práctica haga al maestro” como dice el dicho. No obstante existen implicancias más profundas. El aumento de la habilidad que traen años de práctica se encuentra asociado con cambios reales en la estructura cerebral, más allá de lo normal. Y dado que la magnitud de estos cambios se encuentra en correlación con los años de práctica, no existen atajos para obtener lo que sólo años de práctica puede brindar. Al menos en el caso de la afinación aural, existen razones científicas concretas que explican por qué un aprendiz no puede convertirse de repente en un maestro afinador.

¿Entonces por qué no utilizar un afinador electrónico para reemplazar la necesidad de todo ese esfuerzo y esa extra materia gris? Bueno, en el debate entre afinación con medios electrónicos y afinación aural hay mucho más de lo que parecería en un primer momento. La utilización de una asistencia electrónica o afinador no descarta la necesidad de un cuerpo y un cerebro, al contrario. Obviamente el objetivo es reemplazar, hasta un cierto punto, la necesidad de percepción aural y la memoria acústica con la vista. Pero la afinación con asistencia electrónica no es en sí misma una opción fácil que convierte en vano el esfuerzo y la práctica. Este juicio sería tan erróneo como el del músico que al observar al afinador aural trabajando tan solo ve que ajusta el tono musical de una cuerda y asume que es algo que cualquier músico puede hacer, si las herramientas estuvieran disponibles.

Lo único que el afinador electrónico reemplaza es la percepción auditiva y la memoria acústica internalizada que desarrolla el afinador aural con años de experiencia. Pero no es cierto que el afinador que utiliza medios electrónicos no dependa también de su habilidad auditiva. Los afinadores que utilizan medios electrónicos, en general, suplementan su trabajo con sus percepciones auditivas, o suplementan sus percepciones auditivas con los medios electrónicos. Y lo que resulta crítico para ambas clases de afinadores es la motricidad fina necesaria para ajustar las clavijas. Todos los afinadores deben realizar ajustes diminutos moviendo una cuerda metálica en alta tensión a través de un puente de alta fricción o agrafe. Esto debe realizarse afinando una clavija metálica soportada por fricción en un clavijero. Además, debe hacerse de modo tal que el tramo útil de la cuerda no tenga tendencia a moverse nuevamente, ni si quiera un poco. Todo esto es lo que los afinadores llaman, de modo un tanto inocente, acomodar la clavija. Es algo que al observador desprevenido podría parecerle una parte menor del trabajo.

Cualquiera sea la manera en la que afines, sea utilizando afinador electrónico o de forma aural, dudo seriamente que exista una forma de evitar la necesidad de mucha práctica. Creer que incluso el mejor músico del mundo puede convertirse en un afinador profesional de pianos en pocas semanas o meses con la ayuda de un afinador electrónico es un error. Lo primero que se necesita para afinar pianos es el cuerpo y el cerebro. Lo segundo, especialmente para los afinadores aurales, es experiencia y plasticidad cerebral que permita al cuerpo llevar a cabo el trabajo.

Tal vez no deberíamos subestimar el gran valor de estos cambios que ocurren en el cerebro. Luego de afinar pianos de forma aural durante alrededor de 35 años, diría que lo que sea que haya ocurrido en el hipocampo y el lóbulo temporal de mi cerebro es algo que experimento como un “mundo alternativo”.

Es un mundo sonoro que ahora ya es parte de mi psiquis. Reside en mi conciencia del mismo modo que el conocimiento que cualquier persona tiene de la ciudad donde vive. No consiste meramente en un conjunto memorizado de tasas de batimentos.

De hecho, es dudoso que memorizar tasas de batimentos requiriese un cambio estructural en el hipocampo en modo alguno comparable al de los taxistas que adquieren El Conocimiento. El Conocimiento consiste en 320 rutas, junto con más de 60.000 calles o caminos, más de 100.000 lugares de interés, todos los cuales deben ser memorizados por el aspirante a conductor de taxis. Debido a esto, no es asombroso que el hipocampo del taxista de Londres requiera una transformación. En contraste con eso, podríamos decir que hay alrededor de 50 tasas de batimentos necesarias para afinar una escala, si uno es lo suficientemente obsesivo en la tarea. Pero desde una perspectiva realista, no lo creo. Entonces, incluso siendo obsesivos, estamos frente a unas 150 cosas para recordar en el caso de los afinadores en comparación con 160.000 y 320 rutas en el caso de los conductores de taxi. No obstante, los afinadores aurales de piano desarrollan esos aumentos en materia cerebral lo que parecería indicar que si bien trabajan con una percepción de tasas de batimentos mejorada, hay mucho más que eso involucrado.

Y por supuesto que lo hay, como cualquier afinador experimentado sabe. Sé que el mundo sonoro en el que trabajo se encuentra lejos de ser simplemente un conjunto de tasas de batimientos- sucede simplemente que los batimientos se encuentran allí y son una parte esencial del asunto. Pero el mundo sonoro es mucho más interesante que eso, y hay más cosas para recordar al respecto que solo tasas de batimentos.De forma análoga Londres, como ciudad, es mucho más que un conjunto de calles, caminos, rutas y lugares de interés. Y este punto, creo, es hacia donde el resultado del estudio apunta. La afinación de pianos es, de hecho, un “mundo alternativo” donde es posible trabajar de forma creativa. Es una pena que sea un mundo del cual inclusive la mayor parte de los músicos no sean conscientes, salvo de forma superficial. Sencillamente, el mundo del sonido como un conjunto es mucho más interesante de lo que la mayor parte de la gente considera, incluyendo a los músicos.

Por lo tanto, ¿vale la pena esforzarse por aprender a afinar de forma aural y aumentar tu material cerebral? Yo diría que sí, definitivamente, si eso le atrae. Es un mundo sonoro sorprendente que se vuelve parte de tu cerebro, parte de tu psiquis. Y una vez que hayas desarrollado la materia gris y blanca, es un mundo en el que puedes entrar fácilmente y controlarlo, del mismo modo que los taxistas de Londres pueden navegar a través de la ciudad sin un mapa. Claro que es necesario ser aplicado. Pero eventualmente, afinar pianos se convierte en algo tan sencillo como parece.

REFERENCIAS

Sundeep Teki, Sukhbinder Kumar, Katharina von Kriegstein, Lauren Stewart, C. Rebecca Lyness, Brian C. J. Moore, Brian Capleton, Timothy D. Griffiths, Navigating the auditory scene: an expert role for the hippocampus, J Neurosci, Aug 29, 2012, 32(35):12251 – 12257

Maguire EA, Gadian DG, Johnsrude IS, Good CG, Ashburner J, Frackowiak RS, Frith CD (2000), Navigation-related structural change in the hippocampi of taxi drivers. Proc Natl Acad Sci U S A 97:4398-4403.

Brian Capleton,Ph.D., IS a lecturer in piano technology at England’s Royal National College. He is author of Theory and Practice of Piano Tuning, published by Amarilli Books, and is a named contributor to the scientific paper this article is about.

Este artículo es publicado por Piano Technicians JOURNAL (Official Publication of the Piano Technicians Guild) May 2013, Vol. 56 N*4.

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